martes, 24 de junio de 2025

Las bibliotecas frente a la crisis ambiental

 

A diario escuchamos en los medios de comunicación y redes sociales discusiones acerca del cambio climático. Hay quienes exigen que se actúe urgentemente para detener lo que puede llegar a ser una catástrofe ecológica sin precedentes, hay gobiernos y empresas que ponen en discusión la rentabilidad de sus negocios frente a estas exigencias y hay también quienes dicen “no creer” en el cambio climático, como si se tratara de un ser mitológico o un dios de barro.

Según la UNESCO los bosques del patrimonio mundial son fundamentales para mitigar el cambio climático, puesto que absorben ciento noventa millones de toneladas de dióxido de carbono  de la atmósfera anualmente. Sin embargo, su capacidad para seguir siendo sumideros de carbono está afectada por amenazas antropogénicas, es decir producidas por el ser humano, y fenómenos climáticos extremos, que pueden transformar a estos bosques en lo opuesto: fuentes netas de carbono.

Podemos decir, entonces, que se genera un ciclo en el que el cambio climático es causa, pero también consecuencia, de la destrucción de los bosques. Es causa porque da origen a inundaciones, altas temperaturas, sequías e incendios forestales. Estos incidentes climáticos destruyen hectáreas de bosques nativos, desertizan los suelos, eliminan la biodiversidad y reduce la biomasa. Por lo tanto estos bosques arrasados ya no pueden absorber las altas emisiones de dióxido de carbono y, por el contrario, se convierten en emisores.

                                     

Ante la inacción de los Estados para dar una respuesta a esta problemática debemos recordar que ciento noventa y cuatro países se encuentran dentro del Convenio del Patrimonio Mundial, firmado en 1972, y que allí se comprometieron a proteger el patrimonio natural y cultural del mundo. Argentina es parte de esta convención, y ratificó su pertenencia en varias oportunidades, además forma parte de acuerdos internacionales que la comprometen a actuar en contra del cambio climático a nivel económico, social, productivo y educativo. Otro precedente a nivel legislativo en nuestro país es la Ley de Educación Ambiental Integral, ley N° 27621, la cual establece el derecho a la educación ambiental integral como una política pública nacional.

Al desempeñarnos como profesionales de la información debemos tener en claro que no sólo ocupamos un lugar privilegiado en la sociedad para contribuir a la difusión de información confiable en estas temáticas, sino también que estamos trabajando bajo un marco legislativo que nos exige hacerlo.


Podríamos pensar que el vínculo directo de nuestra tarea con esta problemática tiene que ver con el papel, el principal material con el que trabajamos, sin embargo es importante destacar que dentro de las actividades humanas que contribuyen a esta problemática el impacto de la industria papelera es insignificante. En cambio la ganadería intensiva y el monocultivo de granos como la soja son las industrias responsables de gran parte de la desforestación y la tala ilegal en áreas protegidas.



Los bibliotecarios jugamos un papel importante frente a problemáticas ambientales en general y al
cambio climático en particular, actuando no sólo como intermediarios de información, sino también promotores de la sostenibilidad y facilitadores de la organización comunitaria.  Son diversas las acciones que pueden contribuir a la mitigación de los problemas ambientales y principalmente a la construcción de una sociedad  más sostenible.




Según la UNESCO la tarea de los profesionales de la información en este marco tiene dos vías, en primer lugar facilitar el diálogo entre quienes formulan las políticas y nuestra comunidad, a nivel local, favoreciendo así el desarrollo de políticas en conjunto para proteger el ambiente. Y en segundo lugar concientizar a nivel local, y si es posible a nivel nacional, sobre la importancia de las zonas naturales protegidas en relación al cambio climático, la mitigación de sus efectos y la conservación de la biodiversidad.

Pensar acciones sencillas como elaborar un manual de prácticas sustentables para nuestra biblioteca que puede extenderse a otras instituciones, brindar el espacio con el que contamos para una reunión entre vecinos y la secretaría de ambiente local o contar con un boletín de diseminación de información ambiental confiable para nuestros usuarios puede resultar significativo si se sostiene en el tiempo.


Referencias: 

Carvalho Resende, T., Gibbs, D., Harris, N. y Osipova, E. (2023). Bosques del Patrimonio Mundial. Sumideros de carbono bajo presión. UNESCO, WRI, UICN. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000384269/PDF/384269spa.pdf.multi 

IFLA (2019). Diez razones para la sostenibilidad ambiental en las bibliotecas públicas. https://www.ifla.org/wp-content/uploads/2019/05/assets/environmental-sustainability-and-libraries/GreenLibraryChecklist/spanish-_10_razones_para_la_sostenibilidad_ambiental_en_las_bibliotecas.pdf 


martes, 22 de abril de 2025

¿Por qué es necesario que los profesionales de la restauración y la conservación tengan un código ética?




Es sabido que el trabajo en restauración y conservación se enfoca en la protección y preservación del patrimonio cultural. Para dar con su objetivo los y las profesionales del área llevan adelante tareas que incluyen diagnosticar el estado de los bienes culturales, determinar qué intervenciones son necesarias y respetar siempre la integridad original de la pieza.  Es lógico entonces preguntarnos por qué es necesario un código de ética dentro de esta disciplina y qué implicaría. 

Al igual que en otras disciplinas generar confianza pública es uno de los objetivos comunes como cuerpo de profesionales, un código ético establece estándares que fomentan esta confianza pública en los conservadores y restauradores. La transparencia y el compromiso son principios éticos que fortalecen la credibilidad de los y las profesionales, asegurando al público que los tratamientos realizados sobre los bienes respetan el valor del patrimonio. Pero esta no es la única razón por la que podemos establecer que una práctica enmarcada en la ética es necesaria, veamos. 

Es evidente que los y las profesionales son responsables de las decisiones que toman durante la conservación y restauración, por lo tanto se requiere una sólida comprensión de la historia y del contexto cultural de las piezas con las que trabajan para poder considerar cómo sus acciones pueden impactar  en el significado y el valor cultural. La práctica ética también implica reconocer y respetar los valores de las comunidades que poseen dicho patrimonio cultural, esto incluye consultas con grupos comunitarios y la consideración de sus opiniones y deseos respecto a los procesos de conservación que se están llevando adelante. Mantener este diálogo con la comunidad es crucial para asegurar que las intervenciones sean culturalmente sensibles.



Otra de las claves que proporciona un código de ética es una serie de directrices claras sobre las prácticas aceptables, incluyendo procedimientos de conservación, como es el caso de la sugerencia de realizar intervenciones mínimas y preferentemente reversibles. Esto brinda orientación a los y las profesionales en la toma de decisiones complejas que pueden surgir durante su trabajo.

En resumen establecer un código de ética comprende una nueva dimensión del desarrollo profesional, no se trata simplemente de realizar un intervención efectiva en el patrimonio cultural, sino también de hacerlo de manera respetuosa y responsable.



Referencias:


American Institute for Conservation of Historic and Artistic Works. (1994). Código de ética y normas de práctica (Trad. G. M. Vargas Tisnes). https://www.culturalheritage.org/docs/default-source/resources/governance/organizational-documents/c%C3%B3digo-%C3%A9tica-en-espa%C3%B1ol.pdf?sfvrsn=76c7dfe8_20


Asociación ACRE. (2024). Código ético que rige la profesión del conservador-restaurador según E.C.C.O. ACRE. https://asociacion-acre.org/el-conservador-restaurador/codigo-etico-del-conservador-restaurador/


Dirección Nacional de Coordinación Bibliotecológica Biblioteca Nacional Mariano Moreno (2020)  Política de Preservación de documentos físicos de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.https://www.bn.gov.ar/resources/bibliotecarios/333-2020%20Politica%20de%20Preservacion.pdf


Ley Nº 15930 de 1961. Por la cual se establece la organización y funciones del Archivo General de la Nación de Argentina. 10 de noviembre de 1961.

Ley Nº 23.820 de 1990. Por la cual se establece que le Compete al Archivo General de la Nación la recuperación de la memoria audiovisual del pueblo argentino, debiendo detectar y conservar la documentación fílmica y televisiva. 5 de septiembre de 1990.